Hasta hace poco tiempo, la identidad gráfica era un trabajo que solo quedaba plasmado en tarjetas de presentación, hojas membretadas y la fachada de una empresa, siempre con un costo extraordinario para exhibirla. Con la llegada de las tecnologías digitales esto cambió, pues ahora los costos de reproducción se redujeron al mínimo.
Contar con el diseño apropiado es económico y altamente redituable, pues lo mismo sirve para vestir las piezas que usamos de manera cotidiana en redes sociales, que para todo lo tradicional.
Para todo proyecto es importante contar con un factor que les permita mostrar lo que es (identidad de marca) y al mismo tiempo, dejar claro cuáles son los elementos que les hacen distintos a sus competidores por medio de elementos que porten reconocimiento.
Además de una primera impresión de confianza y credibilidad, el logotipo debe transmitir información importante sobre la empresa de manera sutil, por medio de formas y colores, siempre con el fin de conectar con clientes actuales y potenciales.
De acuerdo, las tarjetas de presentación y las hojas membretadas son verdaderos clásicos, pero con la llegada del código QR y las opciones de etiquetado que cada vez requieren menos volumen, mantener la presencia de marca ya no es un problema económico, sino de imaginación.
Invertir en el logotipo abre la puerta a un enorme abanico de posibilidades, desde la presencia en línea (web y redes sociales) hasta los artículos promocionales, las opciones de empaque para producto y desde luego toda la señalización interna del negocio.